lunes, 19 de abril de 2021

Otro año pandémico

 Veo mi último post de 2020 y vuelvo a  decir: nos salvaron los libros. Y el origami. Transformar un simple papel en algo bello, es algo parecido a la magia. En general trato de buscar aquel origami que sea "útil", me refiero a que no sea sólo un adorno, sino un bowl, un packaging, un señalador. De hecho mi casa está invadida de figuras de las que siempre pienso: tengo que hacer móviles y regalar. Lo hago pero se reproducen 😄

Les dejo algunos plegados, voy a ir subiendo por partes, no pretendo atosigarlos/las.

Origami packaging/container






Este papel hermosísimo es de Atomenegazzo papeles 

Este azul es de Monoblock, estoy enamorada


miércoles, 30 de diciembre de 2020

Si hay algo que nos salvó este año fueron los libros

 Año 2020 inolvidable. Aun me siento extraña, y terminando el año todavía más. Fue un año lector. Ya venia leyendo anteriormente, pero en éste en especial, la lectura resultó una especie de refugio ante la incertidumbre y esa sensación alienante que más o menos ya describí en la entrada anterior. Leí 30 libros en total, pero sin intenciones de detenerme en la cantidad,  creo que el número es un fuerte indicador de la necesidad de leer ficción (sobre todo). 

Voy a mencionar los que más me gustaron, sin hacer un ranking. El primero Matate, amor lo destaco porque me atravesó su lectura, la forma en que está escrito, da vértigo, me pareció tremendo, muy bueno. La maternidad en su más cruda expresión. Escuché muchas entrevistas a su autora, Ariana Harwicz, es muy interesante escucharla.

La saga de Elena Ferrante (Una amiga estupenda, Un mal nombre, Las deudas del cuerpo, La niña perdida) me encantó, sobre todo los dos libros de la foto. No defrauda Ferrante, yo la conocí leyendo Los días del abandono, excelente novela. De ella también leí, La vida mentirosa de los adultos, muy buena, un relato sobre la pérdida de la ilusión de la infancia, la hipocresía del mundo adulto, muy bien contada. 
Estás muy callada hoy, Ana Navajas, merece una segunda lectura, me encantó, una mujer en crisis, que busca su lugar como esposa, madre, y principalmente como mujer, sin un rol especifico. Contada como si escribiera un diario, por momentos me parecía leerme. 
Poeta chileno, Alejandro Zambra, una historia de amor (varios amores: familiar, de pareja, amor a la poesía) muy tierno, también con rasgos de humor, muy ágil de leer a pesar de ser larguito. 
El mundo según Garp, John Irving. Me decidí a leerlo (también es largo) porque una escritora que me encanta (Milena Busquets) nombra a Irving como uno de sus escritores favoritos. Y vi este libro muy recomendado en varios blogs de literatura como uno de los libros que hay que leer en la vida. No me equivoqué. Es una historia llena de humor,  me reí a carcajadas (y no soy fácil con eso), es muy tierna, esta contada de modo que no querés soltar el libro. Muy entretenida y muy bien escrita. Como suelo decir, te deslizás por las páginas. 
Una novela real de Minae Mizumura (gordito también), los libros japoneses tienen algo particular, difícil de explicar, generan climas con descripciones sobre la naturaleza, las comidas, las bebidas, diferentes sensaciones. No queda atrás el relato, sin embargo los detalles te envuelven de modo que estas ahí adentro de la historia, viendo todo lo que acontece. Lo mismo que kitchen de Banana Yoshimoto, la ternura, el amor, el dolor de las pérdidas, la magia del reencuentro. 
Dejo para el final El fin del amor de Tamara Tenenbaum, una filosa reflexión sobre varios temas : el amor, la pareja, la desilusión, el sexo, la familia. Un libro que genera preguntas, mas que dar respuestas, en una escritura ágil, con humor y complicidad.

Hasta acá las mejores lecturas. Quedó el resto de los 30 libros, que me gustaron (algunos, otro no) pero son muchos para escribir sobre cada uno. Los menciono:
Ciudad de mujeres- Elizabeth Gilbert
Apegos feroces- Vivian Gornick
Rabia- Sergio Bizzio
La ciudad y la casa- Natalia Ginzburg
La sal- Adriana Riva
La casa de las miniaturas- Jessie Burton
Gente normal- Sally Rooney (para mi, está sobrevalorado, me aburrió)
Manual para las mujeres de la limpieza- Lucía Berlín ( muy bueno)
El cocinero- Harry Kressing
Agosto- Romina Paula
El sol mueve la sombra de las cosas quietas- Alejandra Kamiya (salvo dos o tres cuentos, el resto no me gustó)
Silencio - Thich Nhat Hanh ( muy bueno)
Baño de damas- Natalia Rozenblum (esperaba más)
Vivian Elisabeth Fauville - Julia Deck 
Una soledad demasiado ruidosa- Bohumil Hrabal
La habitación de invitados- Helen Garner
Rara - Natalia Zito (muy bueno)
Sueño profundo- Banana Yoshimoto
Y cerrando el 2020, empecé hace dos días Los llanos de Federico Falco.

Espero que el 2021 sea también un gran año de buenas lecturas, no tanto ya como refugio ante pandemias e incertidumbres, sino como un oasis donde refrescarse con las palabras.
Brindemos por eso.

martes, 29 de diciembre de 2020

El mundo en pandemia

 Mucho se ha dicho sobre lo ocurrido este año. Palabras como pandemia, cuarentena, distanciamiento, homeworking y otras más, han circulado durante todo este 2020 por nuestros entornos. Por mi parte, debo decir que si bien la vida, lo cotidiano cambió, debido a las acciones que tuvimos que realizar en cuanto al cuidado ante el covid, no me disgustó trabajar desde casa. Es verdad que me sentí rara, aun lo siento. Esa disrupción de lo cotidiano, ese tiempo que pareciera quedar en el aire, pero que transcurre, de otro modo, con otras características. La incertidumbre, la información que muchas veces resultó desinformación, las teorías de los “expertos”, los aprovechamientos políticos de la situación, la economía, los afectos por zoom, el alcohol en gel, el trabajo desde casa.  Mágicamente (o no tanto) optimicé los horarios de trabajo, al no tener que desplazarme, ni perder tiempo esperando colectivos, ni trasladándome. Trabajé mucho, a veces más que lo usual porque total, tengo la compu encendida todo el día, y vi ese mail o ese WhatsApp, y entonces lo contesto y ya. Hubo que reacomodarse, y hacer entender que estar en casa no significa estar de vacaciones, sino trabajar de otra manera. No siempre resultó sencillo. Salir a comprar fue una tarea más que estresante. Tratar de salir lo menos posible, desinfectar todo al llegar a casa, dejar el calzado en la entrada, pensar qué fue lo último que toqué para pasarle alcohol, lavarse las manos con frecuencia, costumbres que vamos a tener que incorporar para siempre. La primera etapa de cuarentena estricta que ingenuamente creíamos iba a durar 15 días, fue muy tajante. De pronto dejó de haber ruido en el barrio, no se escuchaban vehículos transitando. Las calles eran un desierto.  Daba miedo salir. Ese miedo duró mucho. Y salir era extraño, ver a la gente con tapabocas, mirando para todos lados, parecía una película de ciencia ficción. Vinieron los aplausos al personal médico, cada noche en el balcón. Hasta que leí algo real: no queremos aplausos, queremos sueldos acordes y condiciones laborales dignas.  No aplaudí más. Aunque siempre pienso en ellos, médicos, enfermeros, paramédicos, técnicos, que están al pie del cañón, luchando contra el covid y las otras enfermedades que siguen su curso. En cuanto a mi micro mundo, puedo decir que estar más tiempo en casa benefició a mis plantas, les empecé a dar atención, y están más bellas. Más tiempo con mi hijo, compartir charlas, comidas, y el día entero. El aislamiento no me fue algo demasiado difícil de llevar: soy una persona solitaria y necesito esa soledad, por supuesto que es más fácil sabiendo que uno puede circular libremente y verse con quien desea en cualquier momento. Pero entiendo que a otras personas las afectó más. Tuvimos que acostumbrarnos a entablar diálogos a la distancia y ahí la tecnología jugó un papel fundamental. Sería interesante escuchar a los detractores de internet, que tendrían para decir ahora. Bueno, hay mucho más. Lo único que quiero expresar es que lamento la pérdida de vidas humanas, cosa que no se puede dejar de lado porque muchos se han ido sin poder tener el consuelo de pasar por lo menos sus últimos momentos de vida con su gente más cercana. Esa soledad debe ser tremenda, inimaginable. Y para los que se quedaron, no poder despedir al ser querido, significa un dolor atroz.

¿Aprendimos algo en este tiempo? Ojalá. Si echamos un vistazo a la historia, vemos que la humanidad no siempre ha aprendido de sucesos duramente vividos. Creo que, si tenemos la capacidad de ver con ojos críticos y modificar, tal vez lleguemos a cambiar algo en nuestras vidas, en el tiempo post pandemia. Pero soy una escéptica: generalmente cambiamos en forma momentánea, como cuando alguien cercano fallece y decimos: “hay que valorar las cosas importantes de la vida y no hacerse problemas por cosas insignificantes”. ¿Cuánto nos dura esa reflexión? Nada. Volvemos al trajín cotidiano, a las corridas, a trabajar mil horas por día, a no valorar pequeños momentos. Hasta que otro drama ocurre. Y así vivimos.

Ojalá hayamos aprendido algo.


miércoles, 26 de agosto de 2020

Otros desayunos

Mi alimentación ha cambiado a lo largo del tiempo, pero sobre todo estos últimos años.
Este verano estuvimos en Traslasierra y, como es habitual, hizo muchísimo calor. El desayuno y merienda casi obligados era un buen platazo de frutas. Allá estaba muy cara la fruta, pero nos las ingeniábamos para armarnos nuestro desayuno. También tostada y todo eso, pero siempre fruta refrescante. Bueno, ya quedó como hábito. Además no como fruta como postre después del almuerzo, con lo cual es la manera que tengo de incorporarla para consumirla durante el día. A veces la como entre comidas. Lástima que acá también hay frutas caras y no siempre ricas. ¿Que le pasó a la mandarina? Por favor! No consigo mandarinas ricas, jugosas, dulces. Que alguien me diga dónde hay! Y el kiwi está imposible $$$. Bueno, compro bananas, manzanas, naranjas y alguna frutilla cuando veo ofertas. 





Esta cremita Chocobatata es una receta de Natalia Kiako, es básicamente batata y cacao amargo. Es muy deliciosa. Yo no soy muy fan de lo dulce pero para algún momento de necesidad de dulzor, vale! 


En mis desayunos o meriendas, a veces consumo estos patés vegetales. Este es de zanahorias, ideal para untar pancitos, talitas integrales o pancakes de avena, por ejemplo. También me gusta el hummus, tahini, paté de remolachas, y muchos más!

Otro desayuno rico, es la cremita de avena y manzanas: con avena fermentada (la dejo en remojo el día anterior con un chorro de limón o con vinagre de manzana sin pasteurizar), manzana rallada, canela y miel. Pongo primero la manzana en una cacerolita, la ablando un poco al fuego suave, siempre revolviendo, luego le agrego la avena y algo de líquido (agua o alguna leche vegetal). Siempre revolviendo (no olvidar esto!) hasta que se forme una cremita deliciosa. Se puede endulzar con miel o lo que usen y por supuesto yo la condimento con canela, mi amor eterno. Esta cremita, cuando se enfría, se puede poner en un tupper en la heladera. Es rica tibia como también fría. 

Entonces, basta de limitar el desayuno a la aburrida tostada con manteca (o queso) y mermelada. Incorporemos otros alimentos ricos y saludables. Anímense a realizar sus propias combinaciones. Dulce, salado, todo vale!

miércoles, 12 de agosto de 2020

Bellas estrellas

Los que me conocen saben que cuando un plegado me gusta mucho lo repito varias veces. En este caso, también y he comprobado algo que parece obvio : más la pliego y mejor me sale. No es difícil, es muy sencilla, sólo paciencia y saber que la práctica hace al maestro. Pensaba que quedaría linda hacer una corona de varias de éstas para Navidad. Les dejo varias fotitos y el link  con el video, por supuesto, así la pliegan! El diseño pertenece a Niceno.









martes, 11 de agosto de 2020

Fanzines- Mini libros

Una de las cosas que nos regaló estos tiempos de pandemia tiene que ver con todo lo que podemos aprender de modo virtual. Soy una exhaustiva ciber exploradora y así como hay mucha tontería también encuentro joyitas.

En el Malba están ofreciendo charlas y talleres, me enganché en el taller : Cómo armar un micro libro Origami -Taller de fanzine dictado por Sandra Marin. Ya pasó pero quedó el video en You Tube por si les interesa o en la misma web del Malba, si clickean en el título del taller pueden acceder y verlo completo. Bueno, me entusiasmé con los mini libros y empecé a plegar a lo loco, como suele suceder cuando un plegado me gusta mucho. Además es una idea que puede generar muchas ideas más. Y sirve para lo que la imaginación les dé: se pueden hacer como souvernires, para regalar, se pueden hacer minilibros temáticos, como accesorio para un regalo o como regalo en sí mismo. Yo hice varios: uno de haiku, donde transcribí haikus, otro de bebidas hecho en collage , otro de palabras que me gustan, y así se puede seguir alimentando ideas.

Les dejo algunas fotos y ojalá se entusiasmen y armen sus propios mini libros. También subo algunos marca páginas que estuve haciendo para regalar.







Utilizando viejas texturas

Libritos en su mini biblioteca


¿Libro papel o libro digital?

Hace tiempo que las NT (Nuevas Tecnologías) se han instalado en la vida cotidiana. Siempre concluimos que no son un fin en si mismo, sino un recurso más que, depende cómo se use, se convierte en algo útil y práctico, o en un insumo al cual rendirle culto y esclavizarse. 

Leer hoy en las redes sociales , aún en esta época, planteos de viejas dicotomías libro-papel vs. libro digital, ya resulta anacrónico. La mayoría de los lectores amamos el libro-papel: un objeto hermoso, su papel, sus hojas, la tipografía, la portada, su olor, en fin, es irreemplazable. El soporte digital, por su parte, es útil y práctico, puede contener infinidad de textos (ideal para llevar de viaje), puede subrayarse, se puede leer de noche y no molestar con la luz del velador al que tenés al lado, ya que tiene luz propia. Sin olvidar que los libros digitales son más económicos que los de papel, importante para tener en cuenta en estos tiempos...

Entonces, sabemos que son dos cosas distintas, cada una con sus particularidades, ¿por qué excluir una, demonizándola? Entiendo que se puede preferir una u otra, pero de ahí a establecer una polémica donde los Cultores del libro papel suelen transformarse en una especie de fanáticos que desprecian cualquier otro dispositivo de lectura y a quienes lo usan, es muy diferente. Ambos pueden convivir en paz,  es libre elección, también acorde a las posibilidades económicas de cada uno. 

Finalmente, más allá de gustos y preferencias, si estos tiempos pandémicos no nos enseñaron a ser flexibles y a saber aprovechar los recursos que tenemos a nuestro alcance, no aprendimos nada.

domingo, 24 de mayo de 2020

Cosas ricas en cuarentena

Hablo de la cuarentena, pero en esta casa siempre se cocinó 😄 Celebro (no la pandemia) que se haya empezado a cocinar ! Y no es fácil pensar y preparar 4 comidas diarias, variadas, que guste a todos, además del estrés cotidiano de salir a hacer las compras con los cuidados para no contagiarnos (ni contagiar). Una de las ventajas es todo lo referente al universo de la cocina saludable que podemos encontrar en Internet. Es infinito. Claro que hay que mirar con ojo crítico, porque muchas veces bajo la etiqueta saludable, encontramos de TODO (saludable o no). En esos casos hay que leer gente que sepa, chamuyo no. Y también sentido común y el propio criterio. Si te ponen una torta "saludable" porque tiene manzanas, pero tiene una tonelada de azúcar, y... de saludable tiene sólo la fruta... 😕 Entonces, no vale el "saludable". Es verdad que un poco de azúcar muy cada tanto, no mata. Pero hay que cuidar esas cuestiones. Yo sigo cuentas en Instagram sobre cocina. Elijo cuentas de gente que explica por qué comer o no comer (o moderar) ciertos alimentos, nada de fanatismos ni dogmas, y lo que resulta fundamental: la incorporación de alimentos que hemos dejado de lado, por falta de costumbre, por desconocimiento, por falta de búsqueda de sabores nuevos y el hábito de comer siempre lo mismo cocinado de la misma manera.
Hablando de sabores nuevos, de cambiar (ahora se dice deconstruír), ayer hice gomasio. Hacía bastante que no lo preparaba, porque generalmente al sésamo lo convierto en tahini. Gomasio: sésamo tostado y molido con el agregado de sal. Se pone en un frasco en la heladera y se usa para espolvorear ensaladas, pastas, tartas, tostadas (con miel queda delicioso). El sésamo es una rica fuente de Calcio, dicen los que saben. Tahini: mismo procedimiento que el gomasio, con el agregado de agua (de a poco) y mixeando, se logra una pasta exquisita para untar lo que sea. El tahini más jugo de limón y ajo (o lo que les parezca que pegue) es un excelente aliño para ensaladas. Les cuento que hoy desayuné pancake de avena fermentada untado apenas con miel, espolvoreado con gomasio y rodajitas de banana. Si me hubieran dicho hace unos cuantos años que ese iba a ser uno de mis desayunos, me hubiera reído incrédula. Bueno, pues, es delicioso, les debo la foto!! Rico, sano y llenador.  Por eso, prueben sabores nuevos, aunque parezca loco mezclar dulce/salado, o alimentos que jamas hubiéramos imaginado juntos.

Gomasio: sésamo tostado y molido + sal

 Pasta de cúrcuma

 Vegetales encurtidos

 Brotes de lentejas

sábado, 2 de mayo de 2020

El origami va y viene

Me pasó que tuve un bloqueo origamístico. No sabía qué plegar, no plegaba, no me daban ganas. Leía todo el tiempo, el tiempo que me dejaba el trabajo. Ahora que tenemos tantos días, tantas horas libres, me reenganché con mi amado origami. También ayudó que muchas cuentas de Instagram empezaron a dar clases en vivo, y tomo aquellas en las que la figura a plegar me atrae. Ordené mis papeles, me hice una caja nueva para ellos (con decoupage!) y listo. 
Plegar me hace felíz.
Acá van algunos plegados.













domingo, 26 de abril de 2020

Los libros y yo


En un intento de hacer journaling, en uno de mis cuadernos (uno que le compre a Caro) escribí algunas cuestiones sobre los libros y el acto de leer. Pensamientos y sentimientos que emergen cuando leo. 

  • A veces leo reseñas que me entusiasman, luego leo el libro y me decepciona.
  • Comienzo a leer y no me atrapa, lo siento aburrido. A veces lo termino, la mayoría de las veces lo abandono.
  • Cuando un libro me entusiasma, quiero leerlo todo el tiempo. Si tengo que hacer otra cosa, quiero terminarla rápido para ir corriendo a seguir leyendo. Eso me da mucha felicidad.
  • Después de terminar un libro que disfruté mucho, por unos días no puedo comenzar otro. Me quedo "saboreando" el que terminé (y lo tengo muy cerca, en mi mesa de luz)
  • Si un libro me está gustando mucho, no lo quiero terminar y lo leo lentamente.
  • Me gusta marcar frases o párrafos no solamente por lo que dicen, sino a veces por "cómo" lo dicen.
  • Amo los libros que dicen sin tapujos lo que muchos pensamos y sentimos pero no atrevemos a expresar.
  • Detesto cuando un libro (malo) se pone de moda y se sobrevalora.
  • Estoy aprendiendo a aceptar que no todos los libros supuestamente buenos o que todos los escritores supuestamente geniales me tienen que gustar.

Ahora estoy con "Manual para mujeres de la limpieza" de Lucía Berlin. Algunas historias son más interesantes que otras, pero por ahora lo sigo.